Según algunos sectores del sector inmobiliario, el precio de la vivienda sigue creciendo y no parece que se vaya a estancar en el año 2019. Sin embargo, las llamadas a invertir en vivienda por dicho buen momento deberían cogerse con pinzas y ser muy cautelosos.
Lo cierto es que desde un punto de vista personan, y con la experiencia de la explosión de la burbuja inmobiliaria de los años 2006/07 lo cierto es que no sorprende que todavía hoy sigan habiendo sectores animando a invertir en el sector inmobiliario que actualmente es inaccesible en grandes ciudades como Barcelona o Madrid.
Dichos sectores, son lógicamente los que más interesados están en que se adquiera vivienda (grandes constructoras, inmobiliarias, entidades bancarias etc.). Sin embargo, la situación actual, a pesar de no ser la misma que hace unos doce años, si que guarda muchas similitudes con aquella burbuja inmbobiliaria, con algunos rasgos comunes como pueden ser:
- Llevamos ya varios ciclos de subidas de precios de compra, y en alguna ciudades con subidas realmente importantes, lo que hace que anime a muchas personas a invertir en inmuebles.
- El precio de los alquileres (sobre todo en grandes ciudades) también está sufriendo un incremento muy considerable, lo que hace más atractiva la inversión en el sector.
- Los créditos hipotecarios, son muy diferentes ahora que en aquellos años, en los que se prestaba incluso importes superiores a los de la vivienda y se facilitaba en exceso su adquisición.
Sin embargo, hay algún aspecto que hace que cualquier inversor coherente, no se lance a comprar inmuebles a precios astronómicos, ya que siempre bajo nuestro punto de vista, los precios actuales en ciudades como Barcelona y Madrid, vuelven a estar totalmente disparados.
Nuestros asesores inmobilarios consideran importantes algunos factores:
El nivel de renta del trabajador medio, está muy por debajo de los precios de las viviendas en Madrid o Barcelona. Comprar vivienda en buenas zonas de dichas ciudades, serían algo así como un suicidio económico con salarios inferiores a 2000 Euros (según nuestro entender).
Los bajos salarios, hacen también que no se pueda disponer de la entrada necesaria que los bancos piden para poder conceder una hipoteca. Incluso aunque sí que se tuviera dicha cuantía, la hipoteca sería muy difícil de asumir para el comprador.
Dichos precios tan elevados, hace que las personas que quieran comprar vivienda en dichas ciudades, tengan que marchar al extraradio o a barrios alejados del centro de las ciudades.
Por mucho que haya sectores que siguen animando a la compra de la vivienda, hay que examinar si dichos sectores tienen algún interés en que se vendan inmuebles. Ningún experto supo avanzar con claridad lo que sería la grave crisis del ladrillo hace más de diez año. O cuando menos, muy pocos expertos avisaron de las graves consecuencias de dicha crisis.
Si bien la situación actual no tiene nada que ver con la de aquellos años, sí que sería prudente el tener en cuenta dicha experiencia para no caer en los mismos errores, y no lanzarse en inversiones totalmente fuera del bolsillo de los compradores, que hagan que en un futuro puedan ser esclavos de una hipoteca que no pueden asumir.
La compra de una vivienda supone un endeudamiento para muchos años, por lo que hay que examinar de forma muy fría nuestra capacidad para el pago de la misma durante todo el periodo del crédito, de forma que un sobreendeudamento puede generar graves problemas para nuestra economía futura.
Campo & Cavia Abogados
Departamento Inmobiliario