Los agentes inmobiliarios son un elemento esencial en la compraventa de un inmueble. En tiempos pasados, su labor se limitaba a intermediar simplemente entre vendedor y comprador para intentar llegar a un acuerdo de venta entre las partes a cambio de una comisión sobre el precio en concepto de honorarios profesionales.
Sin embargo, hoy en día sus funciones van mucho más allá y su gestión se ha globalizado un poco más en el sentido de que se pueden considerar como un elemento que forma parte de la cadena de venta de los inmuebles y sus funciones se han diversificado un poco más.
El agente inmobiliario se encarga en un principio de gestionar la reserva del piso para la parte interesada en su compra mediante la redacción de un contrato de reserva entre las partes. Firmado este inicial contrato de reserva entre las partes, la agencia se compromete a no mostrar el piso a cualquier otro comprador interesado en el mismo por un tiempo determinado y hasta que se firma el contrato de arras. En ese sentido, se suele depositar una cantidad que se establece entorno a los 3.000 € para llevar a cabo esta acción. Una vez realizado, el agente trastada la propuesta de compra al vendedor y si éste la acepta, se procede a continuación a la elaboración del contrato de arras también por parte del agente inmobiliario.
Una vez firmado el contrato de arras por las partes, se establece un plazo de 3 meses para la firma ante notario de la escritura pública de compraventa del inmueble.
Estas gestiones de la agencia también pueden continuar más allá de la firma ante notario mediante gestiones como la tramitación del pago del impuesto de plusvalía al vendedor, entre otras.
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