El día 30 de Mayo, se han presentado a examen los futuros abogados de Barcelona.
Todavía recuerdo lo que supuso para mí, el acabar la carrera de derecho y comenzar una apasionante carrera en el mundo de la abogacía. En el momento de finalizar los estudios de derecho, tienes unas nociones teóricas sobre lo que puede ser el ejercicio profesional. Sin embargo, tal y como comentaban los profesores en la carrera, dichos estudios no son en absoluto suficientes para defender con solvencia a un cliente.
En mi caso, tuve que realizar durante un año una práctica jurídica que me capacitara para el acceso al los diferentes turno de oficio que por aquellos años existían (en los años 90).
Los tiempos han cambiado, y actualmente se exige un Master teórico de unos nueve meses y después unas prácticas de unos cuatro o cinco meses en un despacho. La diferencia con la situación anterior, es que no existía ningún examen que evaluara la capacitación de los aspirantes a abogados.
Actualmente, se examinan en Barcelona un total de 426 alumnos que han optado por el ejercicio de la abogacía. Las pruebas consisten en responder un total de 75 preguntas divididas en dos bloques. El primero consta de 50 cuestiones en materias comunes para el ejercicio de la profesión de abogado. Un segundo cuestionario de 25 preguntas trata sobre materias civil, mercantil, penal, laboral y administrativo.
La nota final está compuesta en un 70% por las valoración del examen, y el otro 30% por la nota que haya conseguido el aspirante abogado en el Master realizado durante el año. Dicho resultado determinará si el Licenciado es apto o no apto para el ejercicio de la abogacía.
Realmente, entiendo que una capacitación es fundamental para la garantía de los derechos de los ciudadanos para ser representados y defendidos con garantías, sin bien también tengo que añadir que sería fundamental un reciclaje de todos los abogados que ejercen la profesión desde hace muchos años. Las normativas van cambiando, así como los procedimientos, y sería bueno que los abogados estemos al día de cualquier novedad legislativa. Es lógico que por nuestro propio interés todos estamos al día en las propias materias en las que nos dedicamos preferentemente, pero no existe ningún control ni obligatoriedad respecto a dicha actualización de los abogados veteranos. Una vez se les declara aptos para el ejercicio, se deja en manos del propio profesional su actualización constante.
En realidad, creo que eso es lo que marca la diferencia entre un buen abogado, y un abogado con pocos recursos. El buen abogado pone todos los medios para que ninguna reforma quede fuera de su conocimiento, pudiendo asesorar a los clientes con todas las garantías.
Ricardo Campo
Campo & Cavia Abogados