Estamos pasando de una negación absoluta a que los padres puedan tener la custodia compartida, a casos de excesivo trasiego entre hogares familiares de los menores.
Entendemos que los avances que se han producido en los últimos años particularmente en Cataluña, nos están llevando a situaciones en las que no se entiende que los menores pierdan sus rutinas y estabilidad por el cambio de domicilios entre padre y madre.
Los niños pequeños tienen sus tiempos de adaptación a la separación y a la convivencia con uno y otro progenitor. Entendemos que no se puede imponer de forma automática la convivencia semanal en un domicilio y otro en menores de muy corta edad.
En ocasiones, a nuestro entender, se están imponiendo custodias compartidas al 50% entre los dos progenitores, sin respetar los periodos de estancia que serían mejor para los menores.
El hecho de tener una custodia compartida, no significa que el tiempo de permanencia de padre o madre con sus hijos, tenga que ser repartido por mitades.
Podría ser que el padre tuviera una actividad laboral que lo tuviera ocupado desde pronto por la mañana hasta bien entrada la tarde, y que la madre tuviera un horario más adaptado a los menores.
En dichas ocasiones, y tratándose de menores de muy corta edad, dígase de uno a tres años, teniendo en cuenta la importancia a esta edad de las rutinas y los hábitos, sería más aconsejable que permanecieran en el domicilio de la madre entre semana, y que el padre pudiera estar con ellos dos o tres veces entre semana (incluido con alguna pernocta), pero siempre respetando las rutinas establecidas.
Cuestión distinta es a partir de los tres años y sobre todo a los seis años. A partir de dicha edad, si se ha llevado bien la relación entre progenitores y comunicaciones entre los mismos respecto al cuidado de sus hijos comunes, se podría ya hablar de dichas alternancias semanales de domicilios.
Pero lo que no compartimos los abogados matrimoniales de Campo & Cavia, es un cambio constante de domicilios en menores de muy corta edad, que lo que hace es la pérdida de las figuras de referencia (sea padre o madre) y la desorganización de las rutinas y hábitos que son tan importantes en dicha edad.
Campo & Cavia Abogados
Departamento Matrimonial