Aumentas las rupturas entre la gente mayor de 65
Desde que se instauró la figura del divorcio y su regulación en los años ochenta, nunca hemos dejado de conocer a personas de nuestro entorno que tramitaban procedimientos de separación (obligatorio en aquella época como paso previo al divorcio) o de divorcio. En cualquier caso todas estas rupturas del vínculo matrimonial se asociaban de manera natural a una franja de edad que normalmente se encontraba entre los 30 y los 50 años de edad.
Con todo lo anterior, y analizando las estadísticas de todo el periodo, llegamos a la conclusión de que, en este ámbito, también se ha producido una evolución social entre las personas que optan por divorciarse. Afortunadamente la mujer por si misma ha conseguido situarse en un plano de decisión igual al de el hombre y decide divorciarse o no únicamente por razones personales y no admite perpetuar en el tiempo un matrimonio, por el hecho de depender económicamente de su marido, como ocurría en muchos de los matrimonios de la transición y de los primeros años de democracia.
En este sentido, algo muy parecido viene ocurriendo con los divorcios que se producen actualmente entre la gente de edad superior a los 65 años. Afortunadamente, esta evolución ha desestigmatizado a estas personas de la absurda creencia que su destino era continuar con un matrimonio enquistado en el paso de las décadas por el mero hecho de que socialmente estaba mal considerado divorciarse, en el mejor de los casos, o, en el peor y más denigrante de los casos, por la latente violencia de género que impedía a las mujeres de edad avanzada tomar esta decisión por miedo a encarar su futuro de manera autónoma.
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Campo & Cavia Abogados.
Departamento de Derecho Matrimonial.
