En un proceso de divorcio, la existencia de un buen o no tan buen juez de familia, puede marcar la diferencia entre una Sentencia completa o un mar de dudas.
Quizás parezca exagerado lo que afirmamos, pero lo cierto es que tras muchos años de experiencia tramitando procesos matrimoniales, notamos una diferencia enorme entre un Juez de familia con escasa experiencia o con pocas ganas o entusiasmo en los diferentes procedimientos que se le presentan, que otros jueces que tienen una verdadera vocación y que se toman cada uno de los asuntos, como si de una defensa de los derechos de los menores se tratara.
Se puede entender que la rutina de la actividad diaria de los Juzgados, pueda llevar a un cierto trámite automatizado de los procedimientos, sin embargo, cada uno de dichos procedimientos encierra una historia familiar y sobre todo en muchos casos unos hijos menores de edad en su mayoría que hay que proteger.
Ante ello, si los padres se encuentran enfrentados y no hay forma alguna de encontrar solución s sus conflictos económicos y de cuidado de sus hijos, e igualmente ni con la intermediación de los mediadores han conseguido limar sus grandes asperezas, el Juez se convierte en la persona que tiene que poner un poco de orden ante tanta petición radicalmente opuesta de una a otra parte.
Y es ahí donde realmente un Juez tiene que ver lo que realmente es importante, y aquellos detalles que no tienen ninguna importancia que las partes enfrentadas se empeñan de darle el mayor de los énfasis. Entendemos que un buen Juez de Familia, debería cumplir unos requisitos fundamentales para logran unas resoluciones que favorezcan en gran medida a los menores, que son los principales afectados tras la separación.
- Logran interrogar exhaustivamente a los progenitores sobre todos los aspectos importantes que afectan a los menores. No conformarse con las preguntas que realizan los letrados (de forma lógicamente interesada y parcial) e indagar en aspectos que puede ser que no se aborden por los respectivos Letrados, pero que realmente son de importancia para determinar pensiones, custodias, o visitas.
- Interrumpir cuantas veces sea necesario a los Letrados que realizan preguntas totalmente irrelevantes para lo que es un proceso matrimonial.
- Proponer a ambas partes, soluciones para ver cómo reaccionan, y verificar de primera mano cuál de los dos progenitores es más intransigente o bien puede generar los conflictos. Realmente, una entrevista de veinte minutos con los padres, da muchas pistas a los Jueces sobre los motivos del conflicto.
- Y en general, saber resumir y concretar las largas peticiones de las partes en los aspectos realmente importantes y relevantes para los menores.
Los abogados especialistas en derecho matrimonial de Campo & Cavia, hemos podido ver juicios con ambos tipos de Jueces. Unos, totalmente pasivos que acabas el juicio y no sabes absolutamente qué piensan de todo lo que se ha hablado, y tampoco han intervenido en exceso. Y los otros, los que toman el mando del juicio desde el inicio, y son los principales protagonistas de una discusión entre dos partes. Nuestra clara conclusión, es que los segundos tipo de Jueces, son los que dictan las resoluciones más favorables y con los que menos sorpresas te llevas, ya que sus decisiones están basadas mas en la coherencia y en el exhaustivo conocimiento del caso, algo que en muchas ocasiones adolecen los Jueces mas pasivos y simplemente observadores de los Juicios.
Campo & Cavia Abogados
Departamento Matrimonial