Los asesores inmobiliarios deberían dejar las posiciones claras a la hora de aconsejar la posición que tiene que tomar un copropietario que ha decidido vender su parte en el inmueble y por lo tanto ejecutar la división de la comunidad que existe con otros propietarios.
Y es que en muchas ocasiones, la situación de copropiedad de un inmueble, es tomada por parte del resto de propietarios como una oportunidad par conseguir a bajar precio el resto de la propiedad sobre el inmueble.
Es en este punto donde a no ser que se quiera hacer un precio realmente bajo o favorecer al comunero por circunstancias personales o familiares, lo cierto es que la actitud más inteligente o práctica, es proceder a tasar la vivienda y simplemente ofrecer o recibir el precio de mercado que dicha vivienda vale.
Pero es que en ocasiones saber realmente lo que vale una propiedad es un poco engañoso. Por mucho que existan otras viviendas que tengan un precio similar por precio y zona, lo cierto es que no se sabrá de forma exacta hasta que dicha vivienda salga al mercado y se comenten a recibir ofertas de posibles compradores.
Si realmente no se llega a un acuerdo que ambas partes acepten, lo más coherente es poner la vivienda a la venta e intentar obtener por ella el mayor rendimiento. Sería esta la única forma en la que ambas partes saldrían ganando y nadie saldría perjudicado.
Si el piso se vende a precio muy barato para el copropietario, lo cierto es que dicha parte sale ganando, ya que podría al poco tiempo venderlo a precio de mercado y obtener los beneficios de su parte y de la parte que acaba de comprar a bajo precio. Por dicho motivo comentamos que si no hay una relación familiar muy cercana o una amistad que hace ceder a la parte económica, sólo una venta sería justa para todas las partes,
Y si realmente se quiere encontrar el precio justo más allá de las tasaciones que se pudieran realizar, no sería mala idea el poner el piso a la venta, tal y como hemos comentado, sin compromiso de exclusiva o sin compromiso de aceptar la primera oferta que se presente, y una vez obtenida la oferta, que decida el copropietario a pagar lo que estaría dispuesto a pagar el posible comprador, de forma que si no está dispuesto, la solución está clara, y es aceptar la mejor oferta de forma que se ha obtenido el precio que el mercado ha ofrecido.
En opinión de los asesores inmobiliarios de Campo & Cavia, una actitud como la que comentamos, evita malos entendidos y fija de forma muy cierta el precio por el que una vivienda se puede adquirir a un precio real de mercado en divisiones de cosa común. Nadie podrá decir que el piso se vendió a bajo precio o bien que se compró por un precio excesivo, ya que se pagó el precio que el mercado ofrecía en eses momento.
Campo & Cavia Abogados
Departamento Inmobiliario