Nos encontramos en muchos procedimientos, con madres que impiden o limitan en exceso el derecho del padre separado a poder relacionarse con sus hijos tras la ruptura matrimonial.
Dicha actitud denota una clara falta de madurez de la madre, ya que antepone sus propios intereses o sus rencores contra el padre, a los propios intereses del menor o de la menor.
Es un derecho reconocido en todos los ordenamientos jurídicos el derecho del padre y de la madre a relacionarse de la manera más amplia posible con sus hijos tras un divorcio o separación. Lo que no es normal, es que una vez producida la ruptura, sea la madre la que se «apodere» de los menores, e impida al padre una relación fluida con sus hijos.
Es obvio decir que tanto el padre como la madre están al mismo nivel a la hora de poder relacionarse con ellos. Si los niños son muy pequeños, todavía están en periodo lactante o recientemente ha dejado de estar en dicho periodo, es más que normal que tengan que estar más en compañía de la madre. Sin embargo, una vez superado dice periodo inicial, las estancias con el padre deben necesariamente ser ampliadas.
Y en cuanto a las pernoctas, de la misma forma tienen que ser reclamadas para que en el momento en que sea posible, pueda el menor compartir más espacios con el progenitor paterno
En opinión de nuestro expertos matrimoniales, hay que intentar que el padre comparta el mayor número de espacios posibles con su hijo, para evitar que el mismo cree una dependencia con la madre que en un futuro sólo puede traer problemas a la relación del padre con su hijo.
Existen muchas situaciones en las que las madres utilizan a sus hijos como instrumento para hacer daño a sus ex parejas, en forma de limitarle las visitas o incluso poniendo a los menores (los cuales deberían estar al margen del conflicto) en contra de los padres.
Dichas situaciones son muy lamentables y suelen ser muy perjudiciales para los menores, los cuales pierden en su mayor medida la figura paterna, y sus relaciones con el papá pasan a ser simbólicas.
En ocasiones, los padres tienen que armarse de paciencia y luchar por sus derechos para evitar que las madres se salgan con la suya en todo momento. Sólo así se conseguirá que los hijos cuando crezcan, vean al padre y a la madre a un mismo nivel, y tengan una relación similar con ambos, sin que la falta de contacto con la figura paterna, pueda perjudicar al futuro desarrollo y educación del menor.
En cuanto a custodias compartidas, tienen que darse unos requisitos concretos para que puedan ser otorgadas, y por lógica, cada día son concedidas en un mayor número.
Campo & Cavia Abogados
Departamento matrimonial