Muchos divorcios acaban en una batalla entre los cónyuges que en la mayor parte de los casos acaban siendo perjudiciales para los mismos, sus familias y sus futuras relaciones.
El artículo que voy a redactar, no se trata más que de una opinión tras muchos años dedicado a tramitar divorcios de todo tipo. Tanto mutuos acuerdos en los que no hay apenas conflicto (o si lo hay acaba siendo consensuado), así como también divorcios contenciosos cuya tramitación puede llegar a durar más de tres años.
Es curioso que a medida que el proceso contencioso avanza, las relaciones entre los cónyuges, si ya inicialmente eran malas, acaban siendo mucho peores. Un divorcio contencioso se sabe cómo se empieza, pero nunca se sabe cómo va a acabar. La decisión final sobre la resolución del pleito, no depende ni de uno ni de otro cónyuge, sino de un Juez que está entre los dos y que dará una solución razonable en opinion del mismo, pero que la misma probablemente no va a satisfacer enteramente ni a uno ni a otro cónyuge. Es lógico acudir a esta vía cuando uno de los miembros de la pareja está solicitando en el divorcio algo totalmente absurdo e irracional, pero en muchas ocasiones, este proceso se podría evitar por ambas partes cogiendo un poco de aire y cediendo en muchos aspectos. Estas cesiones que se puedan hacer hoy en día, pueden suponer un futuro mejor para las relaciones entre ambos. Máxime si ambos tienen hijos comunes, que precisamente son los divorcios con más conflicto. En este caso, un divorcio contencioso puede deteriorar gravemente los vínculos de alguno de los progenitores con sus hijos, lo cual es realmente triste.
Nuestros abogados especialistas en divorcios, aconsejan siempre en la medida de lo posible, intentar llegar a pactos por el futuro de las relaciones entre ambos, y evitar al máximo un deterioro que puede conllevar a un odio que no tiene ningún sentido. Tras una separación, es lógico que pueda existir un normal distanciamiento entre las personas que se separan, pero no entra dentro de la lógica que personas que se han querido, pasen a ser enemigos declamados para el resto de su vida. Dichas actitudes denotan en mi opinión una falta de preparación o una falta de superación de los problemas habidos que han causado la ruptura. Hay que intentar en la medida de lo posible pasar página y dejar atrás lo que ya no tiene remedio, evitando rencores y enfrentamientos que no son saludables para ninguna de las partes.
Campo & Cavia Abogados
Departamento Matrimonial