Uno de los eventos previstos en el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona para la festividad de Sant Raimon de Penyafort 2018, es la entrega de diplomas relativos a las bodas de plata de los Abogados de Barcelona con 25 años de ejercicio de la profesión.
El tiempo pasa muy rápido, y uno de nuestros abogados, Ricardo Campo, recibirá dicha distinción tras su incorporación en el Colegio de Abogados en el año 1993, y sus 25 años de ejercicio activo de la abogacía.
Hemos hablado con él para que nos explique cuáles son sus sensaciones tras haber cumplido con éxito dicho periodo como Abogado en activo. Su punto de vista es el siguiente:
«Empecé en el año 1993 con la ilusión de poder defender casos y poder ayudar a gente a resolver sus problemas tal y como en su día hizo mi padre. Lógicamente al principio el volumen de trabajo era mucho menor, y también el conocimiento de lo que supone el ejercicio de esta maravillosa profesión era también muy bajo.
Poco a poco, comencé a saber de primera mano lo que supone poder ser una herramienta de utilidad para que los clientes puedan estar orientados en cualquier tipo de aspecto relacionado con las leyes.
No es fácil tener un completo conocimiento de todas las ramas del derecho y de las leyes. Por dicho motivo, con los años te vas decantando por aquellas ramas que controlas a la perfección, dejando de lado jurisdicciones y especialidades a las que no dedicas tanto tiempo. Siempre es mejor pisar sobre seguro que embarcarte en procesos sobre los que no juegas en igualdad de armas con otros abogados más especializados.
Por dichas razones, a fecha de hoy, y tras 25 años como Abogado, siento que he podido cumplir mis objetivos de servicio al cliente y de realización personal, habiendo sido útil en muchas de las reclamaciones en las que he intervenido y consiguiendo los objetivos que nos habíamos marcado con el cliente.
Pero lógicamente no todo han sido victorias. También he tenido que sufrir en ocasiones las injusticias de decisiones no esperadas por parte de los jueces. Todo ello me ha servido para extremar todavía más la prudencia en cualquier reclamación y dar siempre los pasos adecuados para evitar en la medida de lo posible cualquier sorpresa no deseada.
Cuando empecé a ser abogado, todo el mundo me decía que los abogados mejoran mucho con el paso de los años, y ahora puedo decir tras haberlo experimentado, que efectivamente sólo las numerosas experiencias profesionales vividas a lo largo de este tiempo, me ha ayudado a ser mejor Abogado y a sentirme más útil para ayudar a los clientes que acuden en busca de un consejo o de una orientación sobre como enfocar cualquier reclamación.
Recibir esta distinción, significa para mí un premio a la constancia y a la suerte que tengo que poder dedicarme a una profesión que realmente me apasiona. Haciéndolo de forma autónoma y en compañía de otros compañeros, que bajo mi punto de vista, es la forma más gratificante de prestar servicios jurídicos».
Campo & Cavia Abogados